Discriminación laboral a las personas de la tercera edad

LECCIONES CONSTITUCIONALES

Por MARCO ANTONIO BAÑOS AVENDAÑO

El artículo 123 Constitucional, contempla lo relativo a los jubilados, a quienes dieron su fuerza de trabajo y capacidades para salir adelante, quienes forjaron su vida en un futuro incierto, sin embargo, no todos son jubilados en nuestro país, por no tener un Contrato Colectivo de Trabajo, o prestaciones laborales, o aún, ya teniéndolas son despedidas, como las empresas declaradas en quiebra, ya lo hizo Aeroméxico, como muchas más, para no dar pensión por años de servicio a estas personas que alcanzaron la edad adulta a la tercera edad.

No obstante el espíritu protector del artículo 123 constitucional, aún existen incongruencias con la vida real, ya que existen profesionales recién salidos de su carrera, licenciatura o posgrado y la realidad es que no hay fuentes de empleo o trabajo remunerado, mucho menos prestaciones dignas al trabajo desempeñado.

Los jóvenes no tienen fuentes de trabajo y cuando los hay, no los contratan por falta de experiencia o por faltarles algún requisito en los empleos, las edades fluctúan entre la edad profesional productiva de 30 a 35 años buscando empleo y de recepcionistas o vendedores no pasan de los 25 años, hay ya empresas que solicitan además que el candidato profesional a un empleo sea “solvente económicamente”, como en un caso concreto, anuncios como los que adornan el cerro del fortín contratando personal de este tipo.

Lo cierto es que, la mayoría de hombres y mujeres que rebasan los 40 años hasta los 60’s o 70´s, no tienen la posibilidad de ser empleados ni del gobierno, menos del ejército que los contrata jóvenes, muchas personas de la tercera edad, son llamados con el concepto discriminatorio como “viejos”, muchos de ellos han vivido angustias, miedos, incertidumbres, donde no existe un  mercado laboral, estando frente a la exclusión y la discriminación constantemente, por lo que no tienen garantías constitucionales, a quienes constantemente se les violan sus derechos humanos y se les dan migajas de una mesa, donde simplemente por llegar a una edad no es posible ser contratados no obstante su experiencia en el ramo o en su productividad.

Hay empresas que hacen contrataciones circenses, donde solamente se justifica el empleo para un mínimo de personal, cuando la gran mayoría de personas productivas son de edad adulta, hay quienes contratan gente con experiencia, pero por no dar la edad o es pasado de edad, en una palabra “viejo”, al final de cuentas no son contratados, muchos de ellos andan mendingando, nuestro actual gobierno promueve empleos, cuidar coches, ser cerillos de supermercados para ver a este grueso poblacional de la tercera edad viviendo de las propinas o ayuda de las personas de buena voluntad.

Hay personas de la tercera edad que viven aún de las grandes ganancias de los aparatos del Estado, los ex Presidentes de México, por ejemplo, tienen una “pensión vitalicia” que humilla a cualquier mexicano que fue productivo durante 40 años y que esta pensión fue alcanzada por seis años de estar en el poder.

Es muy triste ver que aún vivimos un reinado o en un imperio. Se mantiene a las familias de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, etc. etc.

También hay pensiones sumamente extraordinarias en la Suprema Corte, en los cargos políticos, en las secretarías, en la burocracia, pero lo cierto es, que si llega la vejez, también llega la falta de esperanza para muchos que laboraron en el gobierno y que hoy en día gozan de una pensión por su trabajo si es que, por suerte, no fueron despedidos.

Hay personas de la tercera edad, despedidos prácticamente, por grandes y pequeñas empresas declaradas insolventes, no existe la estabilidad en el empleo, ni mucho menos equilibrio en lo económico.

Diez millones de personas de la tercera edad, existen en México, hay más adultos que niños, hay exclusión por la edad en los trabajos o empleos y esto es discriminación, la misma institución de Derechos Humanos de Oaxaca no hace declaraciones por estas violaciones a los Derechos Humanos de las personas de la tercera edad.

Ningún Secretario regaló un día de salario para las personas de la tercera edad, ni el del Trabajo, que insisto, es el que más gana a razón de 600 mil o más cantidades mensuales de salario y prestaciones.

No existen colectas para quienes trabajaron o aún viven esforzándose en levantarse para un trabajo por humilde que sea y les dé de comer, no hay colectas para adultos mayores, no hay casas para la atención de miles de ellos en la completa desnudez económica, ¿Vamos a esperar que venga una televisora para que hagan un teletón?

A los llamados “viejos” se les discrimina, a muchos de ellos, se les ha acabado la vida y sus sueños, muchos más desean morir y por dignidad no lo hacen, el Sistema DIF, duerme en sus laureles en Oaxaca dado que no existen en los municipios oportunidades laborales para las personas de la tercera edad.

No hay confianza en este sector en su carácter de productividad, Puebla y Tlaxcala tienen convenios con Supermercados para contratarlos, los “viejos”, las personas de la tercera edad de Oaxaca no es posible que sueñen siquiera con un empleo.

El Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores, (INAPAM), hace estos convenios, y nuestros adultos mayores siguen en el olvido o pidiendo limosnas.

Muchos de ellos trabajan de pie, como mueren los árboles, otros por falta de habilidades, sufren accidentes y no tienen ni seguro de vida, menos seguro social o popular, otros más, cargan cosas pesadas en mercados, buscando propinas, buscando nuevos sueños y esperanzas rotas en lo laboral, despedazados y violentados sus derechos humanos.

Feliz día de los ancianos a quienes dieron su vida entera para ver un México como lo soñaron, cuando la realidad con toda su fuerza y dureza económica  hoy se impone frente a sus ojos que un día cerrarán para siempre por falta de atención.

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