“EL JURISTA”

LECCIONES CONSTITUCIONALES

POR MARCO ANTONIO BAÑOS AVENDAÑO

 

“EL JURISTA”

Dijo el Maestro el Dr. Ignacio Burgoa Orihuela  que un el jurista es un garante de la sociedad en cuanto que debe procurar que en ella imperen la justicia y la seguridad. Pensó y concibió que un cobarde, por naturaleza o por conveniencia, no representa jamás al «caballero del Derecho» ni al «luchador por la Justicia». El Jurista debe tener ética y dignidad por su trabajo.

Por su parte, el Maestro Osorio en el Alma de la Toga indica que los ciudadanos son hombres libres, pero el jurista, el abogado, debe ser el más libre de todos los hombres, los valores que practica el Abogado, están a punto de desaparecer, los nuevos juicios los llaman conciliadores, asesores, mediadores. El abogado, Advocatus, el que “auxilia” jurídicamente a las personas, debe revestirse de luces de esa libertad, la cual cada vez está más restringida por quienes limitan o violan los derechos humanos.

Un Jurista es el cultor del Derecho, es cultor de la Justicia y la libertad, estos valores deben revestir de al jurista auténtico.

La «autenticidad’» se revela en un comportamiento acorde con lo que se piensa y se siente. Es, por tanto, una calidad opuesta al vicio de la falsedad e hipocresía, refractarias de la confiabilidad.

La veracidad es otro de los ingredientes morales del jurista, atributo que no implica, obviamente, que posea la verdad como valor absoluto muchas veces inasequible. Ser veraz entraña simplemente rectitud de pensamiento, no certeza trascendente en lo que se piensa.

Inclinarse por la justicia social, es todo un reto para el Jurista, no hay defensores de la sociedad, menos de los asuntos particulares a los que muchas de las veces, hay malos abogados que traicionan o sangran económicamente a sus clientes.

Un Jurista es un servidor de la sociedad, crea y determina valores con su presencia, no es un operario de lengua ejercitada en conceptos de la abogacía, un Jurísta es un practicante del Derecho y aspira siempre a la Justicia.

Quien solo aprende la legislación y la aplica con más o menos habilidad en el mundo real de los casos concretos, cuando mucho será un legista, nunca un jurista verdadero.

Un Jurista, no promueve la ignorancia sino revela su compromiso con la academia, la cultura y eleva su civilización al rango de justicia y libertad.

Jurista es quien aplica el derecho y cree en la Justicia, es hombre o mujer de valores, es quien sabe que al final de cada brecha y camino, puede sostener los valores más caros de Justicia y Libertad.

Al Jurista lo debe acompañar la Academia, la Investigación, la Cátedra, la Conferencia, el Estudio del Derecho en todas sus ciencias y ramas. Su lucha debe ser única en el contexto de las libertades que se perfeccionan momento a momento, asunto tras asunto, amparo tras amparo, escrito tras escrito, por lo que es amante estudioso de la Constitución y normas del país.

Hay en el Servicio Público, personas que practican el derecho, pero no aspiran a la Justicia, un Jurista no está sujeto al burocratismo de cada institución, es un hombre libre, sus honorarios son como lo reza la palabra, de Honor, pagado con la moneda que procuro honradamente la aplicación de un derecho.

Las malas actividades de Abogados en la sociedad, ha hecho un clima de que provoca la desconfianza, el Abogado debe ganarse ese nombre social, mediante un trabajo arduo y cotidiano.

Hay muchos vicios en la Abogacía, el Dr. Ignacio Burgoa Orihuela los señala  como el desconocimiento del Derecho, la cobardía, la indignidad, la prepotencia y la proclividad adulatoria, que lo exhiben ante la opinión pública como un perverso personaje acuciado por la ambición económica y abrumado por el temor de perder el cargo que deshonra con su conducta antijurídica y antisocial.

Por eso, es grande el Jurista que estudia, se prepara día a día, investiga, se toma un momento de lucidez para seguir brillando en la sociedad, el abogado, el jurista, por lo que necesitamos juristas, caballeros del derecho, amantes de la libertad y la justicia, que rescaten los valores sociales a punto de colapsar, no hagamos de la noble profesión de Abogados, el más vil de los Oficios, las Universidades e Institutos ya deben rescatar la dignidad de la Abogacía que tanto ha dado luz a Oaxaca en su historia.

 

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