«Plagio imaginario»

LECCIONES CONSITUCIONALES
MARCO ANTONIO BAÑOS AVENDAÑO
“PLAGIO IMAGINARIO”


Se dice en el argot jurídico que el plagio, es usurpación de ideas, es fraude intelectual, es el derecho de consumidores a no ser engañados ya que se lesiona el derecho patrimonial intelectual de quien emanan sus ideas originales u originarias a una colectividad, quienes se consideran plagiados en su pensamiento cultural o literario, pueden recurrir solamente al Derecho de Autor.

Ahora bien, quien plagia una obra no puede ser considerado confiable, no puede tener consciencia de una obra que no es suya, es dolosamente engañoso quien hace suya una obra ajena, para poder hacer saber a una colectividad que se tiene o se puede alcanzar un grado universitario.

En el Derecho Romano el plagio consistía en vender esclavos al prójimo como propios, a quien vendiera lo ajeno, era castigado con azotes, despreciado públicamente y desterrado.

El tipo penal de Plagio, no existe como tal en el Código Penal Federal, por lo que debería recurrirse al de Falsificación de documentos, es preciso entonces, aclarar que la campaña contra el Presidente de la República, es de mucho ruido, pero de falta de efectividad legal, dado que si fuese señalado por el delito de falsificación de documentos, ya ha prescrito dicha acción penal y el mismo delito.

Ahora bien, si se falsea una obra que es ajena, si se publica al mundo, quiere decir que hay una intención dolosa, buscando lucro o fama, los actuales Delitos en Materia de Derechos de Autor si señalan la imposición de prisión de seis meses a seis años y de trescientos a tres mil días multa al editor, productor o grabador que a sabiendas produzca más números de ejemplares de una obra protegida por la Ley Federal del Derecho de Autor, que los autorizados por el titular de los derechos, a quien use en forma dolosa, con fin de lucro y sin la autorización correspondiente obras protegidas por la Ley Federal del Derecho de Autor.

Por lo que entonces debemos recurrir al criterio de que habrá prisión y multa, a quien publique a sabiendas una obra sustituyendo el nombre del autor por otro nombre, las campañas mediáticas o a medias, contra un servidor público de esta forma resultan a aparte de inefectivas, resultan de opinión pública faltas de fuerza para debilitar una figura como la presidencial.

 

 

Robar una tesis no es plagio, el llamado “error de estilo”, o como quiera llamársele, es para llamar la atención o vulnerar aún más la figura presidencial tan desgastada y maltratada por los medios, la realidad es que esta situación solamente, debilita aún más la imagen pública del Titular del Ejecutivo.

Lo cierto es que las reformas estructurales se han estado olvidando poco a poco, los sectores sociales ya tienen nuevos retos, el ajedrez político se está recomponiendo, en miras al informe de gobierno presidencial, por lo que en este asunto, definitivamente, se tiene que recurrir al Reglamento Federal de la Ley de Derechos de Autor, por el supuesto vulnerado, por ser derechos de propiedad intelectual si resultare el dueño de la tesis copiada o robada, según el caso, pero sabemos que eso no sucederá, dado que quien realizó o apoyó al Presidente para la titulación, se dice, hoy ostenta el cargo de magistrado, aún con un procedimiento, que es conciliatorio, se llamaría a las partes en conflicto para mediar o negociar la situación.

La situación es que, se ha generado información pública, se ha ido lacerando la imagen presidencial no por los medios, sino por la misma actividad de quienes ostentan el poder, debemos entonces, pensar en que existe un plagio imaginario, de una colectividad mexicana que todo lo cree, que todo lo acepta, que no lo analiza y que todo lo admite como tal.

Las universidades deberían tener un área de revisión, directamente relacionados con Derechos de Autor, evitar copias de tesis, plagios de contenidos, ideas robadas, etc., las frases de los autores principales para ser valoradas, se debe tener en cuenta que se deben repetir o las ideas no trascienden de un libro escrito.

Aclarar la no autoría de una obra o cita, es correcto hacerlo, no plagiar es un deber moral del académico, por lo que, de 1989 a la fecha, no es posible que se le pretenda responsabilizar penalmente al hoy Presidente de México, aunque la condena pública recaiga sobre sus hombros a petición de los universitarios panamericanos.

Moralmente la sociedad condena, hoy es condenado por una comunidad universitaria el Presidente por copista, por falsear tal vez párrafos sin citar que no eran de su autoría, pero queda aún una situación que no se ha vislumbrado del todo, o no se ha aclarado del todo: Es preciso se revise el historial académico de todo su equipo de trabajo, de quienes viajan sin cesar por el mundo, con novias a Brasil para ver las Olimpiadas o quienes ostentan Secretarías del Estado Mexicano, dado que no se sabe a ciencia cierta si son titulados o no, si son plagiarios de documentos o no, si han robado ideas de otros, o no, en suma, se debe acudir a una extensa revisión de cada uno de estos personajes que puede llegar a ser, cualquiera de ellos, en el futuro, Presidente de México.

Mientras tanto, el ruido contra el Titular del Ejecutivo, es o resultaría válido si se supiera a ciencia cierta a quién beneficia o si se considera un distractor frente a las Reformas Estructurales, o si beneficia de algún modo este mito urbano, ante los que políticamente son sus detractores, por otra parte, descubrir de la misma manera a todos los que aspiran al poder, resultaría beneficioso a una población mexicana que no sabe la verdad de quienes están al otro lado del poder y que algún día pueden llegar a ocupar también la Presidencia, con el estigma de haber también “plagiado” una obra en sus vidas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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