“La Nueva Responsabilidad Presidencial” Por Marco A. Baños A.
LECCIONES CONSTITUCIONALES
MARCO ANTONIO BAÑOS AVENDAÑO
En “El Gran Libro de la Mitología Griega”, existe una leyenda Sileno aparece en compañía de Midas: Se trata del célebre cuento de Midas en el que todo lo que toca se convierte en oro. Una vez que Sileno se encontraba en un profundo estado de embriaguez mientras viajaba a través de Frigia en el cortejo de Dionisio, unos campesinos del lugar le ataron con cadenas de flores y le llevaron en presencia del rey. Midas, que había sido iniciado en los misterios de Dionisio por Orfeo y Eumolpo, tenía cierto conocimiento del dios y reconoció al instante que este extraño cautivo se contaba entre sus acompañantes. Por ello le agasajó con largueza durante diez días y diez noches, seguramente emborrachándole más de lo que había estado con anterioridad y después se lo devolvió a su señor.
Encantado por tener a su tutor de nuevo junto a él, Dionisio recompensó a Midas concediéndole un deseo y el rey pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Aunque en un primer momento estaba encantado por su nueva fortuna, Midas se dio cuenta pronto de que sus nuevos poderes le acarreaban dificultades con las que no contaba, dado que su bebida y su comida se volvían oro antes de que pudiera ingerirlas. Cuando su sed se hizo insoportable y estaba condenado a morir de hambre, suplicó a Dionisio que le librara de los padecimientos en los que había caído por su codicia sin límite.
El dios del vino y la resurrección, Dionisio, le ordenó viajar a las tierras de Lidia y bañarse en el manantial del río Pactolo. Tan pronto como lo hizo, su extraño poder pasó de su cuerpo a las aguas de río, cuyas tierras y riberas brillan con oro desde entonces. Así ha ocurrido con quienes embriagados de la acción morenista han llevado el triunfo a la Presidencia de la República a un hombre que ha hecho campaña 18 años seguidos y ha visitado prácticamente todo México, es decir, practicó lo que olvido el PRI en muchos años, confiando en sus estructuras disciplinadas pero desilusionadas de su propio partido, votando incluso en su contra.
El nuevo Midas tomará protesta constitucional el 1° de Diciembre de 2018, las nuevas estructuras políticas se considerarán muy favorables a la nueva democracia, se espera que se termine con la corrupción, que los poderes del Estado se tornen asequibles, que la justicia que imparte la hoy Suprema Corte de Justicia sea efectivamente justa, que los exorbitantes salarios de quienes ejercen el poder disminuyan, es grosero y molesto que el pueblo de México siga alimentando a estos seres humanos “privilegiados” ante una sociedad cansada de tanta injusticia, inseguridad pública, corrupciones, engaños gubernamentales, desvío de fondos públicos, traiciones a la patria (que este delito únicamente lo puede cometer un Presidente de la República y debería extenderse para todos los servidores públicos de alta jerarquía o funcionarios públicos), el nuevo Presidente de México, deberá tomar muy en serio lo que suceda en el Tratado de Libre Comercio, deberá defender la nación como será su protesta constitucional.
El gran cambio que quiere el país no se limita a quitarle pensiones a los ex presidentes de la República, sino que va más allá, la soberanía nacional esta en juego, las grandes empresas extranjeras ya están en un México hipotecado por el Presidente de la República saliente.
El transformar un país en otro, es todo un reto, descubrir en los mexicanos el deseo de llevar a nuevas expectativas de desarrollo al país, el hacer que brille como el oro la administración pública, el transformar los poderes de la Unión con múltiples decretos, el reformar la Constitución nuevamente, el saber confortar a los que protestan, el darle al pueblo mexicano el reconocimiento a sus pensiones y sus derechos laborales olvidados, el multiplicar el pan en el país ya entraña un compromiso superior a un sexenio.
El alto costo de la vida, el aumento de las gasolinas, el respeto a los derechos humanos en cada sector, tener que dar certidumbre al gobierno, la democracia es un vino muy poderoso en el cuerpo de México, nos hace eufóricos en el momento, pero la realidad de esa embriaguez deberá tocar nuevamente la realidad que viene al tomarse el encargo presidencial.
Deberá existir una depuración de quienes son malos de quienes son buenos, se deberá asistir a la gran expectativa de saber si un corrupto seguirá en el poder o no, si se deba actuar en su contra o no, el gobernar no es lo mismo que hacer campañas políticas.
Posiblemente habrá otra clase empresarial, otra realidad política, otra realidad gubernamental.
La transparencia, las puertas de cristal de las instituciones y sus cajas chicas deberán saberse del dominio público, deberán desaparecer los actos de corrupción y sus agentes, unificar los programas sociales, unificar los sueldos y los salarios, homologar cada peso a cada servidor público y funcionario es el gran reto presidencial.
En un primer momento, estamos encantados por la nueva fortuna de quien toca todo y lo vuelva oro, queda esperar que el nuevo Titular del Poder Ejecutivo se dé cuenta pronto de que sus nuevos poderes no le acarreen dificultades con las que no contaba, responder efectivamente a México con la virtud de gobernar con compromisos creados y fuentes de trabajo para millones de mexicanos, al menos para los seis años del periodo presidencial.
El llamado “cambio verdadero” tan anunciado deberá reflejarse en actos de gobierno muy concretos, las personas que entran adquiriendo esta responsabilidad de gobernar, deberán contar con la ética que no contaron quienes entregarán el cargo presidencial y gubernamental.
El constitucionalismo hibrido que ostentamos frente al mundo es neopopulista engarzado con ideas de garantismo y derechos humanos. Necesitamos un constitucionalismo social, es decir, que sean garantizados los derechos sociales, de los trabajadores y sus derechos olvidados, de los campesinos para incentivar nuevamente el campo, de una economía sana, recordemos que dependemos aún de una deuda externa con Estados Unidos de Norte América que asfixia nuestra economía nacional, que se necesita pagar pensiones a los trabajadores, que el salario alcance para alimentar una familia.
Mientras tanto, si la nueva responsabilidad presidencial que se avecina, no responde al mínimo o al máximo que desean los mexicanos, nuestra realidad se tornará como el célebre cuento del Rey Midas, que todo lo que toque el nuevo Rey, se convierta en oro, o de no cumplir con las expectativas, se tornará en grave desilusión para los ilusionados en una nueva realidad mexicana, en quienes confiaron en el nuevo país de oro que desean los mexicanos.